que emerge resplandeciente en la negrura.
Tus ojos, señora, son todo el espacio
enigmático, profundo y estrellado.
¿Quién eres?
Cuando ríes tu respirar es remolino
hecho vendaval de flores,
y tu piel tornasol de oro pálido
se abre en tus muchos ajuares.
¿De donde vienes?
Eres como el romper de la lluvia en la tormenta,
como el aroma de la madera extraña,
como la esencia del tomillo en el sendero.
Como el misterio que guarda la aventura.
¿Quién conoce tu secreto?
La noche entreteje su trama azul
y tu, poesía, de pie en la lejana orilla
entregas al viento tus inquietas velas
cual navío abrazando al océano .
¿A dónde vas?
Te mostraste esplendorosa en mis sueños.
Te llamé y acudiste.
Te ame y creciste en mi alma.
Pero… ¿Quién sabe, Oh poesía, de esta gloria fugaz
como flor herida en la cárcel del corazón?
Rogelio Abad
(octubre de 2008)
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