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domingo, 19 de abril de 2015

Alborada en la Feria del Libro de Tomares 2015


María Fuertes y Cristóbal Librero, miembros del Grupo Literario Alborada, recitan la Feria del Libro de Tomares 2015
Homenaje a Rafael de Cózar
"El fuego no extingue tu palabra"
Acto organizado por la Asociación Colegial de Escritores de Andalucía. 
*
Fotografías tomadas del Muro de Juan Clemente
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miércoles, 21 de mayo de 2014

Lo que queda del silencio


 "Lo que Queda del Silencio"

Presentación a cargo de
Pedro Luis Ibáñez Lérida

26 de mayo de 2014 a las 20:00h
Salón de Actos del Circulo Mercantil Industrial
Sierpes, 65
Sevilla
Los Poetas del Grupo Alborada:
María Fuertes, Rogelio Abad y Antonio Cimarro 
participan en esta antología poética, junto a otros alumnos del Aula de Poesía de Tomares. 
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viernes, 7 de marzo de 2014

Subsistir

Me enerva la impotencia
en lo arduo del subsistir
de muchos seres humanos.

Y sueño con los ojos abiertos
en la realidad de la vida;
lo que circunda y orienta.

En la claridad del engaño
y la voz del pueblo,
que hoy se quiebra.

Y todos y todo en mí se sumerge,
emerge, fluye y se dilata
y me eleva y me llama
como una exaltación de la tierra.

©María Fuertes 
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domingo, 16 de febrero de 2014

María Fuertes "Cómo un desierto"

Hay días que son como un desierto.
En el corazón, un sol abrasador
almacena espejismos y confusión,
como agua en el vientre de un camello,
que desvela un penetrante vacío.

Hay noches de estrellas y luna caída
que oscurecen la razón
y aclara las cabezas de las dunas,
dejándoles negras sus faldas rizadas,
que alisa con su aliento
la brisa nocturna.

Hay ojos buscando, como pájaros,
oasis y palmeras nítidas
para colgar sus tristes espectros
jadeantes y polvorientos;
como si fueran dátiles.

Hay impalpables aforismos
y elocuencias 
deslizándose sigilosamente
como serpientes por la arena
formando ondas de aflicción
tácitas e internas.

María Fuertes
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lunes, 11 de junio de 2012

Desencanto

Obra de Francis Bacon 

El vacío de un tiempo de amar
se abre en tus ojos oscuros,
el hueco recogido de tus manos
soporta inhábilmente el rostro aflicto.

Tus palabras fluctúan,
caen al suelo bañadas de alcohol
y las recoges y las exprimes
y quieres de nuevo empaparlas
de una cierta singladura.

El espacio de la vida, en la tuya,
se hace cada vez más exiguo
y, una luna llena de azucenas
contempla tu amargo enojo
y rueda impetuosa con ellos
como bolas secas de rastrojos
y juntos se pierden en el desierto del olvido.

María Fuertes
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miércoles, 25 de enero de 2012

El espejo de mi infancia (María Fuertes)

"El espejo de vestir"de Berthe Morisot


Mi cuerpo se mira distante
en el espejo de mi infancia.
En mis pasos de tierra polvorienta
y mis días celeste y de agua.

En muñecas de barro y cartón,
florecillas del transparente
y en los caminitos de hierba.

Lejos de barquitos de papel
navegando por la cuneta,
de sandalias de goma rubias
con tacones de piedra.

De niñas queriendo ser artistas
con trajes de papel de seda,
lejos del escenario sin telón
‘lejos! muy lejos, el real,
que costaba la fiesta.

María Fuertes
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lunes, 12 de septiembre de 2011

Martes a las diez

Le doy sosiego tangible a la prisa,
despeino con parsimonia su tiempo
y se lo dejo suelto en el día.
En las Cuatro esquinas
los saludos y mi nombre
transitan por mis oídos y me gusta.

Alguna vez me han dicho poeta
y he crecido por dentro, nunca por fuera.
Desayuno con mis amigas
en el patio del bar Estanco,
junto al canto sin notas de los canarios,
un arriate con jazmines y la flor de jarro;
bajo un toldo amarillo.

Se desmadra el vocerío
y el tiempo pasa.
Se dispersa el bullicio
y se queda la calma sostenida en mi retina
en una dilatada armonía.

Siempre emergen de nuestros labios
cenicientos caminos de ayer
y me acarician alternadamente
erizando un sentir que ondula suspiros.

María Fuertes
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viernes, 26 de agosto de 2011

Recuerdos de "La Velá" Por María Fuertes

En la fotografía, la Tómbola de Tomares (1958)

Principio de los 60

En los días de festejo me gustaba escuchar las campanas. Su sonido se enredaba en el viento y éste lo paseaba por el pueblo que era pequeño.
Las niñas, tan contentas, con sus vestidos preparados, (los nuevos y los viejos)…
 La Velá se celebraba en verano y mis zapatos eran de invierno, así que, mi madre, como algunas madres de aquellos tiempos (las circunstancias las hacían jugar a inventos) con polvos blancos de albayalde me teñía los zapatos, pero, el botón, que era de cristal, se resistía a cambiar su color, así que los zapatitos quedaban de un color original: blancos y con botón negro.

Cuando comenzaba la Velá se adornaba un trecho de la Calle Larga, que iba desde la torre de la Virgen de las Nieves hasta la subida al Cerrillo. Donde hoy se encuentra la placita Virgen del Rocío, instalaban una tómbola, con la mismas costumbres que aún hoy existen. Esto es, regalar los objetos que se rifan en ella. Las papeletas se hacían a mano y colaboraba casi todo el pueblo. Con papelillos blancos y alambrillos muy finos, con la punta de los dedos humedecida, liábamos los papelillos hasta dejarlos finos y alargados.
El alumbrado daba vida al corazón del pueblo y, cómo no, esas sevillanas antiguas que se bailaban con tanta energía.
El toro de fuego, los gigantes y cabezudos, el retratista con su caballito de cartón, la calle recién regada, el puestecillo de higos chumbos y, los juegos: la carrera de sacos, la gallinita ciega( en el que se rompían vasijas colgadas y llenas de sorpresas), la cucaña…

En nuestra Velá me llamaba la atención dos puestos: uno de turrón y chucherías, que estaba atendido por una señora de tez muy clara, el cabello castaño (recogido hacia atrás y prisionero en una red), los ojos azules y un delantal blanco. Parecía una luz clara y hermosa. Un poco más abajo, ya en las Cuatro esquinas, el otro: tan oscuro como la noche fuera de la Velá. Era un puesto de buñuelos y lo llevaba “Jesuita”, una gitana vestida de negro, con el rostro de bronce y rasgos profundos, manos largas de dedos nervados que, en graciosos movimientos, jugaban con la masa de harina y, dándoles forma a los buñuelos, los depositaba en el aceite hirviendo y los freía.
En el puesto de los buñuelos, como digo, tan oscuro, me alumbraban dos destellos: el metal de sus zarcillos y la llama del fogón, reflejados en las pupilas y mejillas de “Jesuita”.

María Fuertes
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miércoles, 13 de julio de 2011

Absorbes esperanza cada instante

Pintura de Guy Orlando Rose

Absorbes esperanza cada instante.
Tus ojos, desprenden vivacidad
desmedida, de pradera verdecida
en un parpadear de vida constante.

Lengua de aire empuja hacia delante.
Vehemencia que en tu campo es nacida,
cimbreante como espiga crecida
eco de sílabas a oídos andantes.

Espléndida cadencia, diligente,
donde tu naturaleza, consciente,
refulgente, eficaz y no sombría.

Sembrando horizontes en las gentes
con destello de sol siempre latente
y adoleces a la vez que evades días.

María Fuertes
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domingo, 29 de mayo de 2011

Un corazón solitario

Un corazón solitario
No es un corazón
A.Machado


Un corazón solitario
es más que un corazón.
Son muchos corazones.
Una geografía universal
donde cabe todo el disentir,
toda la ventisca de los tiempos,
los gozos tronchados y erguidos,
lugares deseados e indeseados;
más allá de lo cierto e incierto,
del dolor y del placer,
mirada que construye y destruye,
amoríos nuevos y viejos…
Un corazón solitario
Es más que un corazón.

María Fuertes
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sábado, 7 de mayo de 2011

Viene cantando el viento solo

Pintura de José Antonio Fernández Almeida "Paisaje de Tomares"

Por el ancho camino
viene cantando el viento solo.
Los árboles de mi infancia
ya no están en sus orillas,
se han apagado las flautas
y la música que componía
el aire con sus ramas.

Las notas ya no juegan
a esconderse por las esquinas,
ni por las calles blancas
ni llaman a la puerta
ni al tejado ni a la ventana.

Ya no distrae a mis oídos
los silbidos de madrugada,
la somnolencia escapaba de mí
y sobre ellos cabalgaba.

Aún huelen sus corazones de piña,
sus raíces de tierra desnuda
sus llantos de savia;
sus frutos abiertos como una mañana.
Así lo recuerdo, con ojos de niña.

María Fuertes
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miércoles, 6 de abril de 2011

Sin sol...

Calles de pueblos y ciudades
donde el sol no se asoma.

¿Qué sería yo sin tu claridad?
Sería nostalgia perenne,
cortina para mis ojos de sombra,
neblina para mis pasos
sonámbulos en la aurora;
pompa de jabón desorientada
en la blancura de la atmósfera.

Sería marioneta tronchada
en manos ineptas e insonoras,
un árbol, desierto y carcomido
en tierra sombreada y vacía,
sin aves cantoras.

Sería un río de agua túrbida,
sin destellos en su corona

María Fuertes
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lunes, 17 de enero de 2011

Desnuda de fulgor


La magnitud de tu montaña
se desnuda de tu fulgor compuesta,
y ciñes sobre ella un halo gélido
y se resbalan mis ojos al mirarla.
Se forma un pequeño glacial
fuera de lugar, como un espejismo,
y la frialdad llega hasta mí;
traspasando el túnel caliente de mi pecho.
Se dispersa como un río desbordado
y apaga la llama de mi lumbre;
dejando los días opacos
en la geografía de mi cuerpo.

María Fuertes
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miércoles, 24 de noviembre de 2010

Duele...

El maltrato en general, vacía a las personas de sus principios. Todo es sufrimiento y cada sufrimiento tiene una causa. Unas se resuelven y otras ensanchan y, a veces, se cubre de sangre.
¿Por qué anticipar el devenir del dolor y la muerte, si vienen solo cuando quieren o cuando Dios quiere. O cuando la naturaleza quiere, tal como creamos cada uno. Ahí está el quid de la cuestión; el respeto de lo que seamos o pensemos.

Duele...

El maltrato duele.
Duele la impotencia.
Duele la blasfemia y los golpes.
Duele el llanto escondido de un niño,
deslizándose por las baldosas.
Duele la ira y el vestigio que queda.
El desprecio que te aminora a la nada.
Duele el grito callado de una madre
y la mirada quieta en el gélido cuerpo.
Duele los ojos de sueño, en la madrugada
y el respirar oscuro del miedo.
Duele los pasos neuróticos por las calles
que no ven la salida al silencio.
Duele la boca por las súplicas
en la oscuridad del desconsuelo.
Duele los hematomas maquillados.
Duele las heridas...
y nos duelen ¡sus muertes!

María Fuertes

miércoles, 17 de noviembre de 2010

La palabra...

Surgen poetas de todo el mundo.
Fluyen de las mentes paisajes suscitados
de sensible y suave forestal subida.
A veces, no da tiempo de indagar ni sustraer,
del recóndito misterio sublimado,
este impulso de sentir gozoso
que llena la boca de suspiros sufragados
y hacen que los plasme súbitamente en el papel.

Lo mismo siento, al ver nacer y subsistir
una planta, fuera de lugar sin surco.
He visto a una higuera sumisa
asomada a la rejilla de un desagüe,
y una parra en la herida sudosa
de una casa vieja y yaciente.
Y un pinito suspirar, en el maletero de un coche.
Y, de las grietas del asfalto,
chorreones de hierba nueva, soñando.


©María Fuertes

sábado, 18 de septiembre de 2010

La memoria (María Fuertes)

¿Hilachas, pavesas deshechas?
Llamadlo cómo queráis.

No puedo coger con mis manos
lo que se pierde en mi cabeza
ni mis palabras en la garganta
detrás de mi lengua,
como en un camino empedrado
donde no responden las piernas;
toda mi fuerza en la mirada
buscando en la estancia, la respuesta,
queriendo obtener la fluidez
de la luz del día
cuando, aún dibujadas las estrellas.

El sonido del agua cayendo
al regar las macetas,
el cantar del pajarillo nuevo
en la mañana despierta,
el vuelo de la golondrina
desde los cables eléctricos
hasta la cornisa de piedra.

La levedad de los pasos en las horas
de los cuerpos por la tierra,
¡No, ésta última no la quisiera!
es la que siempre está conmigo,
maquillada de mil maneras.

María Fuertes
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miércoles, 11 de agosto de 2010

Una tarde...


Fue una tarde clara, triste y soñolienta
(Antonio Machado
)
Cuando me desnudaste de mis sueños,
los vi caer en un río de vidrio,
nadando como peces pequeños.
¡Y, cómo se escapaban, atarantados!
hasta desaparecer lejos, muy lejos,
en un horizonte, de fuego y cielo.
Fue una tarde , cuando volvía a buscarlos,
me encontré a orillas del río, con taimados ramajes,
queriéndose enredar en mi cuerpo.
Y, con pececillos inflados de dolor y silencio,
la mirad ausente y de niebla,
y vacía de soles y sueños.
Me quedé con los pies sumergidos en el agua
y la mirada, como la de ellos
y en mí, un río de vidrio, al acecho.

María Fuertes
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martes, 27 de abril de 2010

"Bailaora"



Soledad...
Todo el arte asomaba
en su pelo y su falda.
En sus manos bamboleando
los encajes de su enagua.
Sus ojos negros se posaban
en el fondo de la sala,
donde bailaba ebria
de otros ojos que la miraban.
Ojos de amor prohibido.
Ojos de mil puñaladas,
que la esperaba en el dintel
de una mentira cerrada
que, sólo abría el vicio
del hombre que la aguardaba.
Atuendo, monedas y joyas
le alumbraban en el alma.
Cuando esos ojos dejaron
en el escenario de mirarla,
fue apagándose poco a poco,
el semblante de su cara.
Y sus pies se deslizaban
por la pena más honda,
mendigando su debilidad
en la figura de su sombra.

María Fuertes
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viernes, 2 de abril de 2010

Romance al desamor



Quiso con cinco sentidos.
Amor de luna callada.
Hizo sus labios caminos
en cuerpo sin alborada,
gélido para sus manos
acariciando exaltadas;
palpando un campo yermo
de voces y plegarias,
de vehemencias floridas
y promesas rizadas.
Y se toca la cintura,
de nardos despoblada
y el llanto se le enreda
en los hilos de la almohada.
Quejíos rotos , suspendidos,
en la noche desplegada,
donde ángeles invisibles
arraciman las migajas,
que le deja ese amor mudo
en oscuras sábanas blancas.


María Fuertes
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miércoles, 10 de marzo de 2010

Chipiona



Tus playas en mi memoria
bajo un faro suspendidas,
caracolillos de nácar
la pleamar me traía.

Alfombra tierna de algas
nuestros cuerpos se hundían
y fue crepúsculo de adolescentes
que en las manos me ardían.

En las miradas un horizonte
que al mar y al cielo unían;
la arena pegada a la piel
y en los labios, la porfía.

Resbalaba hacía la playa
y el agua iba y venía
llevándose los amoríos
que la mar deshacía.

El ocaso recogió su melena,
rizada y encendida,
y nuestros deseos quedaron varados
en la tarde enmudecida.
María Fuertes
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