lunes, 29 de noviembre de 2010

La nueva Alicia

Escapada de un bosque encantado
en un país de maravillas y espejismos,
la nueva Alicia
huele a saladas almendras
y masticable de fresas.

Los labios sensuales,
la mirada perdida,
perverso el pensamiento.

Rubí de laca en sus uñas
y estela de deseo en su candoroso rostro.
Voluptuosa anatomía aún imprecisa
de náyade con calcetín a media pierna
y Escocia hecha pollera,
que esconde entre sus ancas de melocotón,
el culmen de su perversa inocencia.

Fascinación vana que exhorta al juego del placer.
Satanás que llama al timbre
rompiendo el equilibrio de las fotos que caen
hechas cadáveres de humo y agua fresca.
Sueño imposible de pecados y deleites.

Juego mordaz de tacones cercanos
de blusas, de vestidos y muñecas
que se transforman cada día
en el regalo envenenado para los hombres
que fracasan al hablar de lo que aman.


Rogelio Abad
(febrero 2010)

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