Coge tu cruz y sígueme.
Contempla la vida con mis ojos,
los ojos de la esperanza,
los de creer en un mundo mejor,
el de saber que todos tenéis un lado bueno,
ese que hizo que mi padre me enviara a vosotros.
Coge tu cruz y sígueme.
Escucha lo que yo oigo,
las plegarias de los que me siguen,
las promesas que me ofrecen,
y que cumplen,
aunque en ello se les vaya la vida.
Coge tu cruz y sígueme.
Observa como me miran,
como sus ojos buscan mi mirada,
como con solo tocar mis pies,
dan consuelo a su amargura,
y colman su alma de ilusiones.
Coge tu cruz y sígueme.
Contempla la cara de los que me portan,
su cansancio y dolor,
se torna de orgullo y satisfacción.
Coge tu cruz y sígueme.
Siente cada “levantá”
cada rachear de zapatillas,
cada mecida, cada “chicotá”,
y sabrás lo que es tocar el cielo,
sin todavía en el estar.
Coge tu cruz y sígueme.
Con todo mi cariño a todos y cada uno de los que portan a mi Cristo de la Vera Cruz,
y en memoria de los que lo portaron.
Mª Fernanda Pérez Barceló
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