Amor de luna callada.
Hizo sus labios caminos
en cuerpo sin alborada,
gélido para sus manos
acariciando exaltadas;
palpando un campo yermo
de voces y plegarias,
de vehemencias floridas
y promesas rizadas.
Y se toca la cintura,
de nardos despoblada
y el llanto se le enreda
en los hilos de la almohada.
Quejíos rotos , suspendidos,
en la noche desplegada,
donde ángeles invisibles
arraciman las migajas,
que le deja ese amor mudo
en oscuras sábanas blancas.
María Fuertes
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