jueves, 8 de abril de 2010

Entre dos Puentes



Ancho, ondulante, plateado por los mañaneros rayos de sol, que despuntan tras el palacio de Montpensier.

Naciste de humilde manantial en la Serranía de Cazorla. Llamado en milenarios tiempos Tartesus y Betis, y es así como asomas majestuoso por los ojos del centenario puente de Triana.

En este tramo de tu cauce te da pereza, soñoliento en seguir tu camino, y pasas lento, pausado, dejándote acariciar por las orillas que asomas a ti plenas de historia. Una hispalense y otra mora, donde su Torre del oro es fiel testigo de la riqueza que arribó a tus márgenes, y donde la Maestranza te impregna de su murmullo en tardes de valor y gloria. La otra trianera, pícara y alfarera; desde ella, su torre de Santana te hace guiños en noches de “Velá”. Y la plaza del Altozano con su mítica gitana, que arropada con gracia en el mantón, pierde su mirada en tus verdes aguas. Con mimo rozas la capillita del Carmen y tu vaivén suena a plegaria.
¡ Guadalquivir! Con desgana te acercas al puente de San Telmo, dices adiós a Sevilla y sigues tu andadura hacia el mar que te reclama y en la sanluqueña barra esperas anhelante el abrazo acompasado de la marea.

Ángeles Marín (Geli)
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