miércoles, 10 de marzo de 2010

Chipiona



Tus playas en mi memoria
bajo un faro suspendidas,
caracolillos de nácar
la pleamar me traía.

Alfombra tierna de algas
nuestros cuerpos se hundían
y fue crepúsculo de adolescentes
que en las manos me ardían.

En las miradas un horizonte
que al mar y al cielo unían;
la arena pegada a la piel
y en los labios, la porfía.

Resbalaba hacía la playa
y el agua iba y venía
llevándose los amoríos
que la mar deshacía.

El ocaso recogió su melena,
rizada y encendida,
y nuestros deseos quedaron varados
en la tarde enmudecida.
María Fuertes
Photobucket

1 comentario:

Leodegundia dijo...

Bonito poema que espero se refleje pronto en tu tierra con ese cielo azul y sin lluvia.
Es muy agradable la decoración de este blog.
Un abrazo